lunes, marzo 05, 2007

insErt cOin

Aprieta el paso. Aún está a tiempo de llegar al tren. Adelanta a una persona, a dos, y a un joven. Le mira a los ojos. El extraño le sonríe enigmáticamente y se deja sobrepasar, pero en cuanto ella se sitúa por delante, acelera. Se ponen a la par y vuelve a sonreír. El juego dura seis pasadas. Él adelanta y saluda a gente. Ella se contona y sonríe. Cuando ella lo sobrepasa por última vez, mirándolo de reojo, él está parado hablando, se gira de pronto hacia ella y le habla...

- Bueno, a ti no te conozco, pero hablarte ya me da pie para saludarte. - Ella comienza a reír y pasa su mano por detrás de su cabello, a la altura de la oreja - ¿Vas con prisa?

- No, que va.

- Y si no vas con prisa, ¿por qué vas tan rápido y quieres adelantarme? – Ella ríe – De todas formas, mejor, porque si no tienes prisa nos tomamos un café... ¡Anda! ¡Qué casualidad! ¡Cafetería Alcalá!

Entran en la cafetería. El camarero pregunta que van a tomar. Él se adelanta

- Dos cafés con leche, porque... ¿tú tomarás café con leche, no?

- En realidad prefiero un botellín – susurra mientras le sostiene la mirada - ¿Qué pasa? ¿Es que tú no bebes?

- Yo, cuando bebo, bebo, y no me pido un botellín.

Charlan varias horas. Salen de la cafetería. Ella da dos pasos y le pregunta si se dirigen ya al tren.

- No, Mejor no.

- ¿Y eso?

- Es que tenemos pocas posibilidades, bueno, más bien ninguna de que nos toque un tren de dos plantas.

- ¿Qué?

- ¡No! Tranquila, no soy un fetichista de los trenes de dos plantas, de serlo lo soy de los de las pelis del oeste, lo que pasa es que los trenes de dos plantas tienen cuarto de baños y así podemos besarnos.

Entonces, ella inclina su cabeza a un lado, pone las manos detrás de su cintura, adulza su tono de voz y dice:

- ¿Es que no sabes que para besar no hace falta hacerlo en un lugar íntimo?

- No, es que yo, cuando bebo, bebo; y cuando beso, follo.


Él jura que se la llevó a casa.



Una historia de Ulises dramatizada por mí.

No hay comentarios: