déJà vu
Subo la calle airada. Autosuficiente. Llorando. Clamo por un control que jamás podré tener. No es que no salga como yo quiero, es que lo único que podría calmarme es saltar al abismo. Aprieto más el paso, si cabe. Empujo la puerta. Silencio. Me espera la cama. Mientras me quito el maquillaje, con rabia, suena en mi cabeza. La primera:
Aquellas banderas de la patria de la primavera,
a decirme que existe el olvido, esta noche han venido…
Te sentaba tan bien,
esa boina calada al estilo del Ché,
Buenos Aires es como contabas, hoy fui a pasear…
y al llegar a la Plaza de Mayo me dio
por llorar, y me puse a gritar ¿dónde estás?…
Y no volví más,
a tu puesto del Rastro a comprarte,
corazones de miga de pan, sombreritos de lata…
y ya nadie me escribe diciendo,
no consigo olvidarte,
ojalá que estuvieras conmigo en el Río de la Plata…






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