aHorA qUE eL muNdO eStÁ rEciÉn pIntAdO
Tengo muchas canciones en la lista de “favoritas”. Casi todas ellas en español, no porque no me guste la música en inglés, sino porque mi motivación para con la música suele ser que la letra me llene, y nada como el producto nacional para entenderlo sin complicarse la vida. Con salvedades, claro, porque hay canciones que tienes que estudiar para descifrar…
De mi lista de canciones, que algún aburrido día publicaré aquí (primero debo escribirla) busco y rebusco frases. Por lo general, cuando estoy en mi cuarto, y una frase “me llega” la apunto en un post-it y se convierte en la frase de la semana, o del mes, o del año. Ahora mismo mi pared reza: “Ni la hiel ni el desengaño me dan razón de funeral” “Como un Dios en edad de jugar” “Hoy es viernes y los sueños brillan más” “Las cosas más triviales se vuelven fundamentales” y “Ahora que sin saber hemos sabido”.
Sólo una frase es del maestro, como diría Beta, porque yo nunca lo llamo así, pero la verdad es que Sabina tiene frases que casi rigen mi vida, aunque no las comunico. Es más, en los últimos años, apenas escucho sus discos. Para solventar ese problema ahora mismo estoy de renovatio y tengo el 19 días y 500 noches.
S. y yo tenemos etapas de amor-odio, siempre acompañado por veneramiento por mi parte. Es de todos bien sabido que me gusta. A veces me da la impresión de que lo tengo tatuado, porque he estado tres años sin mencionarlo/escucharlo/cantarlo, pero la gente que me ha conocido en ese espacio de tiempo también sabía, of course, que yo era abanderada y casi gruppie.
Pues bien, escucho S. desde que tengo 13 añitos. Demasiado tarde según la señora de Jack Daniel’s (nunca había sido nombrada por estos lares, así que tenía que poner un pseudónimo, y este es tan válido como otro cualquiera). Gracias a ella me aventuré en la música de S. Después de un verano cantando “hay un hombre aferrado a un piano…” “sólo le pido a Dios, que la guerra no me sea indiferente” y “cuéntame el cuento del árbol dátil de los recuerdos” pensé ¿por qué no? y le pedí al entonces hombre malvado un disco de S. El que fuera.
A mis manos llegó Mentiras Piadosas. Formato: casete y encima grabada mal. Aún rula por mis cajones la dichosa cinta. Todavía hoy me extraña escuchar “le hizo un guiño en forma de labios de mujer” en un momento en que se cortaba (¡¡ocho años sin saber qué decía la canción!!)…Tras una y otra escucha de la cinta milagrosa que me abrió los ojos (“Buenos Aires es como contabas, hoy fui a pasear…”), empecé a clamar por otros discos. Sergio (no le pongo un pseudónimo porque hace muchos años que no sé nada de su vida, así que sería absurdo) me dejó FyQ. Así uno tras otro.
S. se convirtió en Salvador. Era demasiado pequeña para entender el muro de Berlín, pero lo suficientemente adulta para saber de qué iba el asunto. Y de qué pie cojeaba. “Se suicidó la ideología”. Ojalá hubiera ido al concierto que dio en Medina del Campo: Yo, mi, me contigo y Los Rodríguez de teloneros. Alucina. ¡Vaya hito!
La rutina S. fue el día a día de Car-adolescente, y, qué queréis que os diga, eso marca. Caló, lo suficiente para que yo sepa que siempre estará ahí un poco para mí. S. es como un familiar. Yo me puedo meter con él (que no suelo), pero que no se meta otra persona (y me pongo soberanamente intratable cuando me lo tocan). S. me salvó un poco, o tal vez me modeló, o qué sé yo. Pero estuvo ahí.
Las cosas cambian. Yo he cambiado horrores y, como he dicho, apenas escucho S. Pero cuando lo escucho me renueva. Y me recuerda a mí. A la de ayer. Las tormentas ahora son verdaderamente breves.
De mi lista de canciones, que algún aburrido día publicaré aquí (primero debo escribirla) busco y rebusco frases. Por lo general, cuando estoy en mi cuarto, y una frase “me llega” la apunto en un post-it y se convierte en la frase de la semana, o del mes, o del año. Ahora mismo mi pared reza: “Ni la hiel ni el desengaño me dan razón de funeral” “Como un Dios en edad de jugar” “Hoy es viernes y los sueños brillan más” “Las cosas más triviales se vuelven fundamentales” y “Ahora que sin saber hemos sabido”.
Sólo una frase es del maestro, como diría Beta, porque yo nunca lo llamo así, pero la verdad es que Sabina tiene frases que casi rigen mi vida, aunque no las comunico. Es más, en los últimos años, apenas escucho sus discos. Para solventar ese problema ahora mismo estoy de renovatio y tengo el 19 días y 500 noches.
S. y yo tenemos etapas de amor-odio, siempre acompañado por veneramiento por mi parte. Es de todos bien sabido que me gusta. A veces me da la impresión de que lo tengo tatuado, porque he estado tres años sin mencionarlo/escucharlo/cantarlo, pero la gente que me ha conocido en ese espacio de tiempo también sabía, of course, que yo era abanderada y casi gruppie.
Pues bien, escucho S. desde que tengo 13 añitos. Demasiado tarde según la señora de Jack Daniel’s (nunca había sido nombrada por estos lares, así que tenía que poner un pseudónimo, y este es tan válido como otro cualquiera). Gracias a ella me aventuré en la música de S. Después de un verano cantando “hay un hombre aferrado a un piano…” “sólo le pido a Dios, que la guerra no me sea indiferente” y “cuéntame el cuento del árbol dátil de los recuerdos” pensé ¿por qué no? y le pedí al entonces hombre malvado un disco de S. El que fuera.
A mis manos llegó Mentiras Piadosas. Formato: casete y encima grabada mal. Aún rula por mis cajones la dichosa cinta. Todavía hoy me extraña escuchar “le hizo un guiño en forma de labios de mujer” en un momento en que se cortaba (¡¡ocho años sin saber qué decía la canción!!)…Tras una y otra escucha de la cinta milagrosa que me abrió los ojos (“Buenos Aires es como contabas, hoy fui a pasear…”), empecé a clamar por otros discos. Sergio (no le pongo un pseudónimo porque hace muchos años que no sé nada de su vida, así que sería absurdo) me dejó FyQ. Así uno tras otro.
S. se convirtió en Salvador. Era demasiado pequeña para entender el muro de Berlín, pero lo suficientemente adulta para saber de qué iba el asunto. Y de qué pie cojeaba. “Se suicidó la ideología”. Ojalá hubiera ido al concierto que dio en Medina del Campo: Yo, mi, me contigo y Los Rodríguez de teloneros. Alucina. ¡Vaya hito!
La rutina S. fue el día a día de Car-adolescente, y, qué queréis que os diga, eso marca. Caló, lo suficiente para que yo sepa que siempre estará ahí un poco para mí. S. es como un familiar. Yo me puedo meter con él (que no suelo), pero que no se meta otra persona (y me pongo soberanamente intratable cuando me lo tocan). S. me salvó un poco, o tal vez me modeló, o qué sé yo. Pero estuvo ahí.
Las cosas cambian. Yo he cambiado horrores y, como he dicho, apenas escucho S. Pero cuando lo escucho me renueva. Y me recuerda a mí. A la de ayer. Las tormentas ahora son verdaderamente breves.






4 comentarios:
¡Que bien, a hablar del maestro!. Bueno, pues a mí el maestro (o S., como se prefiera) me llegó un poquito tarde (con 17 o 18 años) por medio de mi madre (sabia mujer), pero me ha enseñado que la melancolia es más frecuente que la alegría, que el desamor es más fácil que la relación ñoña, que (como a mí) es normal que las féminas no te den "cancha" y que, por esas y otras razones, a veces nos aferramos a un sueño o a una botella. Por decirlo así, el maestro me ha dado varias dosis de realidad y me ha abierto los ojos para que viera lo perra que era la vida. Por eso le estoy agradecido, si no los batacazos hubieran sido más grandes. Para finalizar este peazo de comentario, me despediré con una frase suya: ahora que casi siempre tengo ganas de trepar a tu ventana y quitarme el antifaz".
A mí m puede la de "No hay nostalgia peor, q añorar lo q nunca jamás sucedió", sé q es típica, pero describe tanto mi vida...
Me lo transmitió, como casi todo en mi adolescencia Abú, la echo tanto de menos...
en fin, S. se ha convertido en banda sonora de nuestras vidas...
(por cierto, se dice veneramiento o veneración?)
veneramiento es una de esas palabras ke sabes ke no existe, pero aun asi utilizas...
¡¡Y esa es mi frase!! ya sé ke no está citada, pero es mi frase de toda la vida... igual ya no...
Yo,que soy una porción más grande de años pasados que de presentes, de días adolescentes,en tu vida, siempre que escucho al señor S me acuerdo de tí, de otros vientos. No sabia del desapego de los ultimos tiempos. Para mí Sabina y tú siemrpe tendreís algo en común.fiel
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