cReí qUE nOS hAbíAmoS dEspEdIdO...
El 30 de noviembre de 2004 escribí una despedida. Zanjé un tema maldito, prometí que ni una lágrima más por el que no merece la pena nombrar. Hasta ahora lo cumplo, los llantos se los dedico a los que lo merecen.
Mi vida ha cambiado demasiado desde entonces. No soy yo, ni parecida. No considero que haya perdido la capacidad de querer a los amigos, pero si que me muestro reticente en determinados aspectos, y aunque parece que hablo por los codos, que cuento todo lo que hay, muchas veces, lo que me atormenta de verdad queda dentro.
Es curioso que aquellos que más nos hieren sean los que nos modelan. Sé lo que no quiero. Nunca más cederé ante un chantaje emocional por temer la soledad. No dejaré que estar bien sea secundario.
Ahora mismo, el que no merece la pena nombrar estará en el comedor. Acompañado por el otro rey del mambo, no me pitan los oídos, pero poco le falta. Hacía más de un año que no cruzaba una mirada con él. Sólo ha durado un segundo, pero me ha recorrido entera su indiferencia.
Sé que escribiendo esto no hago más que cultivar lo que se suponía enterrado, sé que me hago daño, pero no puedo evitarlo. Sin lágrimas Que tu culpa fuera sólo por mi culpa, que mi culpa fuera sólo por amor… Después de tanto tiempo sin nombrarlo, esta mañana volví a contar la historia. Debe haber funcionado como reclamo.
…
Mi vida ha cambiado demasiado desde entonces. No soy yo, ni parecida. No considero que haya perdido la capacidad de querer a los amigos, pero si que me muestro reticente en determinados aspectos, y aunque parece que hablo por los codos, que cuento todo lo que hay, muchas veces, lo que me atormenta de verdad queda dentro.
Es curioso que aquellos que más nos hieren sean los que nos modelan. Sé lo que no quiero. Nunca más cederé ante un chantaje emocional por temer la soledad. No dejaré que estar bien sea secundario.
Ahora mismo, el que no merece la pena nombrar estará en el comedor. Acompañado por el otro rey del mambo, no me pitan los oídos, pero poco le falta. Hacía más de un año que no cruzaba una mirada con él. Sólo ha durado un segundo, pero me ha recorrido entera su indiferencia.
Sé que escribiendo esto no hago más que cultivar lo que se suponía enterrado, sé que me hago daño, pero no puedo evitarlo. Sin lágrimas Que tu culpa fuera sólo por mi culpa, que mi culpa fuera sólo por amor… Después de tanto tiempo sin nombrarlo, esta mañana volví a contar la historia. Debe haber funcionado como reclamo.
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2 comentarios:
Confiemos en que haya sido una de esas casualidades de la vida, el destino, la providencia o alguna de esas cosas (cualquier justificación para no sentirse gafe).
En fin, ya sé que no toda la gente puede forjarse una armadura invisible que la proteja de miradas hirientes, sé que no todos pueden convertirse en un témpano al que nada (ni nadie) pueda afectar, pero en ocasiones es el único recurso al que podemos aferrarnos.
Todos hemos sufrido decepciones en la vida (en realidad, unos más que otros), nos sentimos traicionados por quienes eran de total confianza, y notamos que nuestro frágil castillo de naipes se desmorona. Entonces queremos aislarnos y deseamos no volver a estar tan expuestos. Lo malo de levantar gruesos muros a nuestro alrededor es que nadie puede entrar, pero tampoco se puede salir. Por lo tanto, no queda otra que coger fuerzas, darle al mundo una segunda (o tercera) oportunidad, y comenzar de nuevo a colocar las piezas, eso sí, esta vez sobre bases más fuertes, cimientos endurecidos por la experiencia. Quizá otra ráfaga de viento lo eche de nuevo abajo, pero llegará el día en el que el castillo sea tan sólido que ni un huracán pueda moverlo. Tampoco seremos inmunes entonces, pero podremos diferenciar lo importante de lo banal, lo que realmente merece la pena de los pequeños baches que dejamos atrás en el camino... en definitiva, podremos aparcar el miedo a ser dañados por figuras sin rostro que vienen y van, pero que nunca permanecen.
No te preocupes Car, a veces la vida nos hace pasarlo mal por las personas a las que más quisimos. Entiendo que ese encuentro fuese doloroso, pues aunque el tiempo hiciese parecer que todo estaba olvidado, jamás borrará los sentimientos pasados y la rabia de pensar lo que fue y ya no es.
Los buenos momentos siempre te quedarán y seguro que muy pronto otros llegarán. Como tu bien decias, la vida hay que vivirla dia a dia.
Un besillo xu.
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