mEdiA cOnciEnciA
Pues ya está. Febrero finito, y yo jodida. El peor de todos, mira tú por donde… No he estado muy sembrada, la verdad, y mentalmente agotada, como siempre… Me quejo de vicio, probablemente, pero nunca había tenido tanto trabajito inútil-porculero metidito en exámenes. Amén de no haber estudiado demasiado, claro…
La historia es que yo ahora tendría que estar to another thing butterfly, pero en vez de pensar en qué cosas y en qué orden meterlas en la maleta, tengo un sentimiento de culpa que por más que me empeñe no soy capaz de ocultar. Yo creo que me sale a modo constipado del ojo izquierdo. Me llora y me pica. Puñetero subconsciente freudiano. Muy mal.
Intento intento intento no pensar en AMF y San C. Bendito, de verdad que hago esfuerzos. También he intentado desoír las frases de “preséntate, si tú sabes mucho de esto” ó, opción B, “yo también me lo tengo que empollar en dos días” con sonrisa cortés y pensamiento traicionero. No. No alcanzo. Y me duele.
El otro día tuve que explicarle a alguien que no me conoce mucho el porqué de todo esto. Siempre andas con esas dudas morales, me dijo. Las razones, que a veces no son mías. Algunos días parece que no han pasado cinco años, y que aún tengo que decidir que va a ser de mí. A veces es cómo si tuviera oportunidad de empezar de nuevo.
No he sido yo en esos aspectos. O sí, y la que era antes ya no está. En otros creo que he madurado mucho, y para mejor. Al fin y al cabo ya no necesito una pared, lo que no quita que venga bien; pero sigo necesitando una aprobación. Cuando me desquite de esa necesidad, será el momento en que sea totalmente independiente, pero no tengo nada claro que llegue nunca.
De todos modos, sigo en mis trece. Por el momento, no hay nada de lo que arrepentirse. Fueron mis decisiones, no siempre firmes, pero sí coherentes.
La historia es que yo ahora tendría que estar to another thing butterfly, pero en vez de pensar en qué cosas y en qué orden meterlas en la maleta, tengo un sentimiento de culpa que por más que me empeñe no soy capaz de ocultar. Yo creo que me sale a modo constipado del ojo izquierdo. Me llora y me pica. Puñetero subconsciente freudiano. Muy mal.
Intento intento intento no pensar en AMF y San C. Bendito, de verdad que hago esfuerzos. También he intentado desoír las frases de “preséntate, si tú sabes mucho de esto” ó, opción B, “yo también me lo tengo que empollar en dos días” con sonrisa cortés y pensamiento traicionero. No. No alcanzo. Y me duele.
El otro día tuve que explicarle a alguien que no me conoce mucho el porqué de todo esto. Siempre andas con esas dudas morales, me dijo. Las razones, que a veces no son mías. Algunos días parece que no han pasado cinco años, y que aún tengo que decidir que va a ser de mí. A veces es cómo si tuviera oportunidad de empezar de nuevo.
No he sido yo en esos aspectos. O sí, y la que era antes ya no está. En otros creo que he madurado mucho, y para mejor. Al fin y al cabo ya no necesito una pared, lo que no quita que venga bien; pero sigo necesitando una aprobación. Cuando me desquite de esa necesidad, será el momento en que sea totalmente independiente, pero no tengo nada claro que llegue nunca.
De todos modos, sigo en mis trece. Por el momento, no hay nada de lo que arrepentirse. Fueron mis decisiones, no siempre firmes, pero sí coherentes.






No hay comentarios:
Publicar un comentario