martes, enero 17, 2006

dE cAjóN

En este mundo, en que todo parece tan cuadriculado y simple, todavía me sorprenden algunas cosas, la primera de ellas, yo misma. Y es que, a estas alturas de la película, el que no se haya llevado una decepción en la vida que tire la primera piedra…

Desde los primeros y tiernos grupos de amigosdelaescuela, siempre ha habido el típico infante-porculero que venía a joder la marrana (estoy fina hoy, ¿eh?) Entonces, tú, infante-seminormal (igual considerarse normal es demasiado generoso), aprendías que hay gente para todo y que la vida es un tanto malvada. La cantinela duraba poco, porque las riñas del parvulario eran fugaces, más que nada porque a la primera de cambio, te ibas a otra clase/edificio/colegio.

En la dura etapa adolescente, vuelves a reencontrarte con una faceta más pulida del amigo-cabrón. Yo todavía tengo un par de personas a las que si me encuentro por el barrio soñaría con hacerles una disimulada zancadilla en plan, “si la vida no te ha dado aún una lección, por lo menos come tierra”. En realidad vives pensado que el tiempo pone a todo el mundo en su sitio, cosa que es verdad sólo a medias, pero bueno.

Desde que estoy en Madrid, con conciencia adulta y esas cosas, yo pensaba que lo tenía todo (o casi) aprendido al respecto. Viva mi autosuficiencia. También mentira, claro. Y si no, vive Dios que tercero de carrera hubiera sido algo más alegre para mí, y no la nube negra que fue (y a la que refiere el título de mi blog, hablando de todo un poco) No quería dedicar este post a esos menesteres, pero como viene al caso, pues me sirve de ejemplo.

Volviendo un poco a lo del principio, Yo (me pongo en mayúscula que para eso es mi página) soy una persona rarita, pero hay cosas que me parecen de cajón de madera de palo. En mi casa me enseñaron que hay que ser un poco consecuentes, un poco sutiles y un poco considerados, en especial con aquellos que lo son con nosotros. Pero lo más importante es decir las cosas en su justo momento, en su justa medida y a su justo oyente. Nada de cuchicheos con miraditas de desdén.

El que quiera entender que entienda. Como dice Sabina en una canción, A mí las moralinas me hacen vomitar, y lo cierto es que yo ni pincho ni corto, pero para eso me hice un blog. Para despotricar en íntima confidencialidad. Teléfono de aludidos no tengo, pero sí un huequito para opiniones respetables.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pequeña vallisoletana:La vida yo creo que normalmente nos decepciona,desde el día en el que un cabrón(porque no tiene otro nombre....)en el colegio te llega y te hace jirones tu infancia cuando te comunica, sin saber a santo de que, que los reyes magos son tus padres y simplemente lo hace con la malicia propia de los adultos(en este momento se está formando ese hijo puta que sigue torturando al resto de sus compañeros en el instituto,facultad, trabajo y en su senectud en el hogar del jubilado...)porque a él le pisotearon previamente la ilusion ya sea porque se dejaron abierta la puerta del armario donde se escondían los regalos o porque le llegó otra persona hijo de su madre que le desveló el inicio de a pérdida de la inocencia.Y es que la vida es la constante degradación de aquello que llamamos inocencia, y lo malo no es irla perdiendo tú mismo poco a poco, sino que te llegue un listo te fastidie tu propio ansia de descubrir.Yo soy la primera que vivo del gran refrán "A todo cerdo le llega su San Martín...."pero la realidad es,como dice una amiga," En este mundo nace gente con estrella y otros estrellados" y sino que se lo digan al ser más parecido a un chimpacé (y que éstos me perdonen por equiparar a semejante ser con estos simios....)y que es capaz de hacer y dehacer a este mundo que está ya peor que un trapo que está destinado para limpiar retretes.....Por ello mi consejo es que no vale hacerse mala sangre y que ocurra o no, el hecho que utilicen a estos cerditos para la matanza de este año, yo me consuelo en pensar que no todo el mundo es así, ni todas las personas van rompiendo la ilusuiones del resto de la gente,simplemente porque ha ellos alguien se las aplastó como se aplasta a una cucaracha en la cocina.Y lo de rarita... no se todos somos un tanto especiales y es que te cosideren la oveja o grabanzo negro de algún sitio yo ya me lo tomaría como un piropo, porque en los tiempos que corren de gafas de mosca,pendientes de tous,chapas con la A de anarquía sobre pechos que luego son seguidores de las gaviotas y una serie de paradojas que hoy en día estan totalmente asimiladas, la verdad yo no quiero que me comparen ni con nada ni con nadie simplemente que me recuerden tal como soy.Pues lo mismo Carmen,las cosas extraordinarias son fantásticas por es porque pasan fugazmente,y habrá gente que se percate y otras no.Me siento afortunada por haber mantenido los ojos abiertos y no haberme perdido uno que pasó hace cinco años.Muchos besos.

Anónimo dijo...

Ay, pues sí, qué razón tienes Carmen... Pero lo que para muchos (humildemente me incluyo) es algo que debería ser natural y surgir de personas supuestamente maduras resulta ser una virtud escasa para otros! No es que sea una obligación ser sincero o directo (que para mí es un gran punto a favor de las personas), pero cuando se trata de la gente en la que confías, aunque sepas de qué pie cojean, debería ser espontáneo... Pero en fin, parece que exigir confianza a los que te rodean no está bien visto por algunos, esos que se preocupan primero por sí mismos y luego (si acaso) se interesan por los demás. Y dejando la solemnidad aparte, un besillo, Car!!

Anónimo dijo...

Bueno, me estrenaré en estos menesteres de dejar opiniones respetables:
Siempre ha habido gente que ha disfrutado machacando sistemáticamente a los demás, quien no haya conocido a nadie por favor que salga de su burbuja, pienso, (y me gustaría pensar) por vivir en una constante frustración. De forma que si provoca la frustración, la angustia o el encabronamiento de otra persona (y ahora entra el "razonamiento" de estos personajes) su frustración será menor.
Pero dicen que la venganza es un plato que se sirve muy frio y, más tarde o más temprano, el destino cual dama benévola nos brinda siempre la oportunidad de volver a encontrarnos a ese tipo de gente y descubrir, no sin mucha sorpresa, que han fracasado como personas y como seres humanos, sirviendo únicamente (y me tomo la licencia de citar al gran Charles Chaplin en "El Gran Dictador") como hombres-máquina, ganado o carne de cañón.
Así que, y ya terminando, aunque siempre tengamos la tentación de adelantarnos al destino y zancadillearlos al pasar, es más gratificante ver como son ell@s mism@s los que hunden su existencia mientras que los demás observamos su decadencia sin mancharnos las manos

car_ dijo...

jo! Borja, luego ke no sabias ke decir... OLÉ ;)