“dE díA nO veO…

... y de noche me espulgo"

Esas son las sabias palabras que utiliza mi sabia abuela cuando te pilla a las once de la noche cosiendo un botón, el elástico de unas bragas o similares.
De pequeña me hacía bastante gracia. Con el paso de los años, en pleno apogeo adolescente, rondaba por la cabeza un “me importa un pepino el refranero español, yo me coso el botón cuando me da la real gana” y ahora... ahora soy nocturna, así que de coser algo, lo coso por la noche.

Es duro darte cuenta de que eres tu madre, pero es más duro descubrirte a tí misma diciendo “Y vuelta la burra al trigo…”. No se sí será igual en todas las casas, pero en la mía, hay una clara herencia matriarcal. Vale que a mí me criaron entre mi abuela y mi madre, pero también un componente masculino debería haber hecho mella. Pues no. Aquí una servidora tiende la lavadora casi por orden alfabético, se regodea planchando la ropa interior, y si se mete en la cama sin haberla hecho por la mañana, duerme mal.

En cualquier caso, que quede claro que no pienso renunciar a mis manías. Soy altamente feliz con ellas. ¡Qué sería de mí sin hacer limpieza mientras veo una peli mala! (hay películas totalmente preparadas para compaginarse con arduas tareas domésticas). Pero, tampoco quiero cambiar en lo de las pulgas, y seguiré cosiendo botones y elásticos a las tantas de la mañana.