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Música tranquila, ordenador apagado, mesa limpia, trastos ordenados, botella de agua llena. Pues ya está todo listo. Apuntes, página uno, polimorfismos cromosómicos, introducción, Dobzhansky, evolución. Saco punta a las pinturas, subrayo Dobzhansky. Leo dos frases. Escribo un post-it, lo pongo en la pared “ni la hiel ni el desengaño me dan razón de funeral”.

Son las cuatro, sueño con serpientes, este disco no me centra. Leo tres frases. Hago un esquema. Distribución central y marginal, definitivamente, tengo que cambiar el disco.

Me levanto, busco entre los discos, quiero algo en inglés. Mierda, he cantado tantas veces Simon y Garfunkel que me suenan como si fueran de Corcos del Valle. Pongo Texas. Leo tablas que no entiendo. No me gusta este disco. Santos nos va a poner un examen que nos vamos a cagar. ¿Por qué demonios tengo este disco?

Las inversiones me superan. A ver las transposiciones. Conformación alternada, esto me lo sé. Translocaciones múltiples. ¿Complejos de qué?. Fusiones céntricas en ratones… ¿no hubo un seminario sobre algo así? Mmmm, de pronto habla de híbridos. Santos es un desordenado. Me tendré que releer lo de las zonas híbridas. Podría hacer un esquema… Sí, fue Jaime, él hizo un seminario sobre ratones.

Gracias, señor, por hacer que el disco se pase enseguida… El viaje a ninguna parte. Soy una terca por tratar de convencerme de que puedo cambiar de disco en mitad de unos exámenes. Esto está mejor, apenas se me va la cabeza. Estoy pensando en Haldane. Vaya castaña, cada media cara tengo escrito “Maybe” entre interrogaciones. Esta asignatura es rara.

Definitivamente las translocaciones son más fáciles, lo entiendo y todo. Hasta las tablas. Paso de tema, concluyo que todo vale para algo, que si no no estaría ahí, pero que ni Dobzhansky sabe el porqué. Café, café, necesito un café. Pero descafeinado, que si no me dan veinte ataques. Se me está acabando el descafeinado. Tengo que ir a comprar.

Ya llego a cromosomas sexuales. Bien es cierto que el primer tema lo he leído livianamente. Después de cenar que tendré moral. Hipótesis de la reina roja, ¡qué bonito! El café está caliente. ¿He dicho eso en voz alta? ¿Seré un Williams? Los vestidos está tirado por ahí.

Voy a llamar a alguien para hacer descanso. Nadie quiere hacer descanso. Qué descoordinados estamos, tenemos que ponerle remedio. Enciendo el ordenador, abro el mesenger. Ni Perry. Bueno, sí, los cuatro gatos que están perennes y que no me hablan nunca. Así que el gen SRY procede de algún SOX según un mengano cuyo nombre no voy a aprenderme… interesante.

¡Toma!, ahora resulta que me habla uno de los que no me hablaban nunca. ¿Qué es de tu vida? Yo estoy de erasmus. (Por eso no estás estudiando, como hace el producto nacional en febrero). Simultaneo una conversación poco profunda con un tío al que hace diez años que no veo con leer una fotocopia sobre el origen del cromosoma X desde los marsupiales. ¿Y como es que no nos hemos encontrado nunca por Madrid? Esto ya es el colmo. Pues porque no has querido quedar conmigo, bonito, que yo bien que te avisé cuando me vine a vivir aquí.

Zanjo el tema con el erasmus-francés (me juego el cuello a que no tenía a nadie conectado y se aburría como una ostra). Voy a tener que dejar de beber agua incontroladamente, porque llevo toda la tarde en el baño. Leo la última de las fotocopias y mi última hoja de apuntes. Siete exclamaciones. ¡!¡!¡!¡! Subir a pedirle la hoja a Santos. Vaya, pues creo que se me olvidó.

La tarde está muriendo. Son las nueve menos cuarto. Me iré a la ducha y veré un capítulo. Esta tarde ha sido tan productiva que se merece un post. Después de la ducha escribo un post. Jo, ¿tengo que volver a estudiar por la noche?